Tras dos años de parón por la pandemia, los empleados de ROVI han podido retomar su actividad de voluntariado corporativo presencial al participar en la última edición del Descenso del Sella Adaptado, celebrada el pasado 31 de julio y organizada por la Federación de Deportes para Personas con Discapacidad Física del Principado de Asturias (FEDEMA).

Se trata de una de las modalidades de labor social que más gusta a nuestros profesionales y consiste en acompañar a los deportistas de la Fundación También durante el recorrido en piragua doble.

En esta ocasión han participado 160 palistas, de los cuales 64 eran deportistas con discapacidad. Arrancaron el descenso en las instalaciones de la Escuela Asturiana de Piragüismo en Arriondas para completar el primer tramo no competitivo de 10 kilómetros hasta la revuelta conocida como La Uña. Allí hicieron una parada antes de dar comienzo al tramo competitivo de cinco kilómetros, cuya meta se situaba en el puente de Feve en Llovio (Ribadesella).

“Ha sido una experiencia de gran satisfacción personal y repetiríamos sin duda”, han comentado Raquel Martínez y Belén Paniagua, técnicos en Ingeniería de Procesos de la planta de Alcalá de Henares. “Nos ha encantado que ROVI nos dé la oportunidad de apoyar una causa tan bonita y necesaria, pudiendo ser una figura útil y de apoyo para los miembros de la Fundación También. Esta edición ha sido muy especial para nosotras, no solo por la increíble experiencia vivida junto a nuestros compañeros, sino por llevarnos amigos para toda la vida”.

El evento deportivo concluyó con la entrega de premios y una comida de hermanamiento para todos los participantes en el Polideportivo Municipal de Arriondas en la que los organizadores agradecieron la ayuda de todos los colaboradores, incluyendo la de los servicios de asistencia, que permitieron que la edición se celebrara sin incidentes.

Sobre su experiencia de voluntariado, Loreto Monleón, técnico de Garantía de Calidad en la planta de San Sebastián de los Reyes, ha destacado: “Creo nos ha aportado mucho a ambas partes. Me llevo a casa el cariño, el agradecimiento y la amistad de las personas a las que hemos ayudado a realizar una actividad, que, de otra manera, les habría sido más difícil llevar a cabo. Me han enseñado a ver la vida de forma mucho más optimista, y que las barreras no están para frenarnos, sino para que las derribemos”.

Mediante su programa de voluntariado, ROVI continúa apostando por fomentar la inclusión de las personas con discapacidad en el ámbito del deporte competitivo, al tiempo que, con sus actividades, proporciona experiencias vitales únicas a todos los involucrados.

